miércoles, 24 de junio de 2009

Por un plato de Lentejas - Ameijeiras

Cuento Breve
Enrique Ameijerias
El Bolsón – Río Negro

– Esaú cambió la primogenitura por un plato de lentejas…

– ¿Qué dice papá? ¿Delirio místico?

– Las pelotas; digo que Esaú era el hijo mayor de Isaac, y eso lo hacía el heredero, el continuador del linaje de su padre.

– ¿Y que tiene que ver eso conmigo?

– Chico, estás caliente, y vas a cometer un gran error si no parás de golpe las máquinas y pensas.

– Viejo, no puedo parar. Mucho trabajo. Usted está enfermo hace un par de meses y todos los problemas tengo que resolverlos yo.

– Escucha bien a este viejo. Me estoy muriendo. ¿O vos crees que no me doy cuenta? Si trabajás mucho, no podes pensar, y si no pensas no podés ganar plata. Y si la ganas, la va a disfrutar otro que no labura tanto.

– Padre, está delirando. ¿Usted me habla de ésto? ¿Usted que trabajó como un burro toda su vida? ¿Usted que antepuso los negocios a la familia, a la salud?

– ¿Me estás escuchando? ¿No te digo que ahora que no puedo trabajar, puedo pensar? Tarde… pero por ahí no sos tan tozudo como yo, y podés cambiar la historia.

– ¿Y que tiene que ver Esaú conmigo?

– Que estás Caliente, m´hijo, y no pensas con la cabeza… Por lo menos con la cabeza en la que te ponés el sombrero.

– ¿Y Ahora se la va a agarrar con Felisa? ¿Que tiene contra ella? ¿Que le hizo?

– El hombre es muy rudo. Fijate que para palear la soledad le hace falta un puño… En cambio a la mujer con la punta de un dedo le alcanza.

– Viejo, ¿se siente bien?

– Si, ¿por qué?

– Nunca habló de estas cosas.

– Debe ser que me estoy yendo, y hay cosas que hay que hablar, aunque uno se ponga colorado y el otro verde.

– ¿Y de que quiere hablar ahora?

– Primero del negocio: Has de cerciorarte que se paguen todas las cuentas, que no baje nunca el stock, y que el personal cobre antes que vos agarres un peso. ¿Estamos?

– Si, padre ¿y lo otro?

– Lo otro vos sabés… Uno no elige… Antes elegían los padres. Hoy la gente cree que elige, pero no es así mi hijito. Caemos presa de los instintos más prístinos de nuestro ser. ¿O pensás que el acto sexual humano es muy diferente al de los demás animales? No, chico. Somos iguales, o peor… Porque los bichos no razonan… No se engañan, no escriben poesías, no hacen canciones. Sino mirá las truchas que recorren kilómetros en contra de la corrientes solo para desovar. Mirá la araña que se deja devorar solo por concebir. La cama no es más santuario que una letrina, o una tumba. Besamos labios y órganos, no por pasión, sino siguiendo el instinto brutal de la naturaleza. Solo que hacemos caso omiso del resultado del análisis químico que nuestro cerebro nos da, y lo disfrazamos de amor.

– Viejo, no me gusta los que dice, pero me gusta que lo diga. Felisa es una buena mina.

– Debe ser que un hombre, a esta edad y con mi enfermedad, se vaya quedando sin lubricante, que es el futuro. Uno va llegando al final y no tiene tiempo de cambiar, de prosperar, de esperar. Los huesos se apoyan en los huesos y no hay amortiguador. La vida duele. Hoy la muchacha es una buena mina, mañana será una mina más. No te voy a hablar mal de tu madre, casi no la conociste… Yo tampoco, se fue sin decir una palabra la muy ingrata. Lo importante querido hijo, es que estés firme en la vida. Que todo lo demás gire a tu alrededor, pero vos firme, como un amarradero.

– Padre, nunca habló así conmigo, le juro que voy a pensar todo lo que me dijo.

– No me hago ilusión, y te recomendaría que vos tampoco creas ingenuamente lo que me dijiste. No te he dicho nada nuevo, nada que yo haya pensado. Esto que te digo, palabras más, palabras menos, es lo mismo que me dijo mi viejo antes de morir.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Carlos
es un diálogo franco, de padre a hijo, aunque más que diálogo es casi un monólogo...
Quizás le faltaría "carnalidad" a los personajes, pequeñas informaciones del narrador acerca de gestos de los que hablan (cómo es su mirada, las pausas, el tono, cómo se mueven las manos...en fin, pequeños datos para que no sea todo solo palabras)
Qué bueno es hablar cara a cara con los hijos, pero dándoles más oportunidades de repreguntar.
Con toda amistad.
FGC

Enrique Carlos dijo...

Gracias por tu comentario FGC. Lo que pasa es que este como "Terapias Alternativas" son ensayos sobre un estilo que prescinde de narraciones omniscientes, solo diálogo, como quién escucha conversar y saca sus propias conclusiones, aunque estas sean producto de preconceptos. Para mi, que soy un narrador muy detallista, me cuesta mucho trabajo este estilo minimalista. Gracias por tus acertada observación, porque es eso que vos decis lo que estoy buscando.