domingo, 23 de agosto de 2009

Llegaron – González Silvia A.

image Llegaron... (Un sueño, un cuento, ¿¿¿Oh???) 5 de enero 2001

¿Cuento Corto?

Silvia Angélica González

Ramos Mejía – Buenos aires


Me encuentro con Katy y Natalí. Katy, mi cuñada, aterrorizada me comenta que el médico le informó sobre una nueva enfermedad: las niñas se embarazan con cortísima edad; mi sobrinita, con apenas cuatro años ¡ya está embarazada! Las dejo. Es la última hora del atardecer. Las sombras aún dejan ver y un extraño silencio invade la ciudad.

Camino sola por lo que parecería ser el centro, aunque algunas cosas se me figuran cambiadas. ¿Será acaso mi ciudad? Entro a un edificio muy viejo, donde aún perdura un ascensor con puerta fuelle de rombos. En lo que parece ser una sala de espera, se amontonan ancianos. Una enfermera está tomando muestras de sangre a todos. La escena me da miedo. No era este el lugar que yo buscaba. Pregunto:

¿Alguien de ustedes puede decirme dónde está el Congreso? Se acerca un médico, quien si no, con un estetoscopio, delantal blanco semi abierto que deja ver una camisa celeste. Saca unos planos del bolsillo y los estudia ¿?. Me dice que estoy a unas veinte cuadras. Le agradezco y cuando estoy por irme me pregunta: ¿te sacaste sangre?

-¿para?

-Porque estamos estudiando una nueva epidemia.

_Me sorprende, Dr., en las noticias de anoche no se dijo nada.

-Si. Pero hay cantidad de niñas y algunas mujeres grandes que aparecen embarazadas y sin causa. Aquí cerca, nomás, hay una manifestación de médicos.

Salgo desorientada y en la esquina encuentro un taxi. A mitad de camino comienzo a notar en el conductor un extraño cambio en sus rasgos, sobre todo en sus ojos, lo observo con más detenimiento, verifico por el espejo retrovisor y me provoca pánico. Le pido que pare y me bajo casi corriendo y sin pagar. La calle está casi desierta; solamente algunas ambulancias y algún que otro vehículo particular. Con miedo camino y pronto me encuentro con la manifestación de médicos. A uno que está más apartado del grupo, le pregunto qué pasa. Me resume que se están dando nacimientos múltiples, de a ocho o nueve bebés por parto, y en madres muy niñas. Los bebés tienen ojos rasgados -me dice- como orientales. Lo asocio con los ojos del conductor (¿y lo de mi sobrina?). El médico me dice que supone que es algo así como una invasión, donde utilizan a las humanas como vientres, aunque no se descarta la posibilidad que afecte también a ancianos. Una hibridización diría... Le pregunto con espanto cómo podemos evitarlo, y me contesta que no hay como. Y que conoce casos que abandonaron a los bebés y aún que intentaron matarlos, pero en un hecho que él conoce sobrevivieron al ser arrojados por las escaleras de un hospital. Le pregunto si sabe cómo logran embarazar a niñas, y me dice que es por medio de un láser...

-Pero, ¿cómo puede ser?

- Bueno, ¿y acaso lo de María cómo fue? La embarazaron con apenas 13 años, y sin tocarla.

Empiezo a aceptar que quizás aquello fue solo un experimento...

Y en cuanto a los rasgos achinados, ya que los chinos son como 1300 millones... ¿Habrán sido los encargados de que aceptáramos sus rasgos tan diferentes a los nuestros como una variante de humanos y así no sospecharíamos nunca que son “ellos”?

Llegaron.

Y ahora en poco tiempo, nuestro planeta estará en sus manos.

¿Seremos apenas una minoría a su servicio?

SILVIA

Silvia Angélica González

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Es un cuento que lleva al lector a un mundo impensable, sin altos sueños ni proyectos personales. No hay futuro, solamente miedo.
Lindo cuento, Silvia !
FGC