SECRETOS DEL DESIERTO (Ester Faride Matar)
Antigua leyenda árabe: quien sabe escuchar elSilencio de la noche, puede conocer los secretos – desierto...
Navegué un día, sin brújula.
Sin timón.
El día que sin escrúpulo y osadía, me atreví a leer lo que no debía. Me paralizo el miedo y un sudor con transparencias cubrió mi cuerpo.
Me decreté débil aferrándome al porqué de ese naufragio. Mi alma era un desierto con arenas movedizas que se confundían en medio de la nada.
La fuerte.
La mujer independiente.
La que todo lo puede se quedó sin fuerzas.
Permaneció en quimeras.
Pensó.
Lloró.
Pero esa misma mujer, sacó la loba que yacía en su interior y se descubrió valiente.
Con el coraje de un guerrero.
Y se reencontró con su yo.
Despiadadamente confrontó con las ideas ambivalentes que distorsionaban la realidad y se escabullían por el aire.
Encontré mi propio territorio en el desierto de la noche y me embarqué en secretos.
Sin limitaciones.
Consiente.
Alerta.
Intuitiva.
Denodada ambición de aprender a entender.
De asimilar.
De concebir.
Comprendí que ante la angustia y la alegría somos todos diferentes en la igualdad de los secretos.
Me quedé sin secretos.
Aprendí que las incomparables paridades tienen su propia identidad.
Como las mías…
Como las tuyas…
Aprendí… aprendiendo…
Aprendí….
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