MOMENTOS…
Me desperté como siempre, a las 6 de la mañana.
El reloj biológico es el sustituto de cualquier alarma para despertarme. Abrir los ojos, desperezarme como un gato en la cama y pisar las baldosas es un ritual que siempre ejerzo.
Miento.
Esta vez lo practico de una manera diferente, porque un nuevo amanecer es distinto al anterior.
Tengo deseos de escribir, me siento, abro el cuaderno y no tengo nada para escribir de lo mucho que tengo para decir. Pienso.
Intento dejar la mente en blanco para visualizar un tema y nada aparece.
Intento.
Vuelvo a mirar el blanco de la hoja y las palabras se escabullen holgazanas como queriendo ocultar lo que pretendo articular y las letras forman ruedas titulando ideas que nada me señalan.
Que todo me oculta.
Y me detengo…
Me analizo.
Esa rara costumbre de analizarme me rotula las ganas de perder esa costumbre rara de analizarme y extravío adrede un pensamiento para engañarme y no me pienso.
Regreso al curioso anhelo de plasmar palabras en un verso y la pasión se revuelca entre recuerdos arrastrando mis cabellos para que invente nuevamente remembranzas.
A las 6 de la mañana me imaginé un Tuareg.
Caminé descalza por el pasillo y al final del mismo el espejo me devolvió un insomnio con gusto a gustarse, y cómodamente esa misma silueta dibujada en el espejo, se sentó…
Acarició forasteramente una lapicera y sin querer…
una gota de tinta se durmió en el diván…
*Ester Faride Matar*
0 comentarios:
Publicar un comentario