domingo, 21 de junio de 2009

El aniversario del Pueblo - Gandulfo

El Aniversario del pueblo
Ensayo
Esteban Gandulfo
Las Golondrinas - Chubut

El continente americano no se puede vanagloriar de contar con ciudades de profunda raigambre histórica. Ciertamente, algunas sociedades precolombinas erigieron poblados mucho tiempo atrás. Pero ya no queda mucho de ellos como centros urbanos vivos, fueron misteriosamente abandonados como Chichen Itzá y hoy son una reliquia Maya para turistas y antropólogos; o se arrasó con ellos erigiendo encima urbes a la europea, como hicieron Cortés en México ahogando una ciudad Azteca y Pizarro en Cuzco erigiendo catedrales católicas por encima de los templos incas. Y dentro de esta juventud relativa de las ciudades americanas, la Patagonia tiene ciudades y pueblos todavía más jóvenes. Las primeras fundaciones, con la excepción de Carmen de Patagones, apenas superan el siglo de vida.
En el conjunto de poblados patagónicos, Lago Puelo se distingue todavía más por su juventud, y además su nacimiento posee características particulares. No se puede decir que hubo fundación de Lago Puelo, simplemente, porque no hubo fundador. Aquí no llegó ningún adelantado español a imponer las leyes de indias, plantar el palo de la justicia y a trazar la cuadrícula del pueblo; ni tampoco general alguno del Ejército Argentino galopando sobre el desierto y atropellando aborígenes, a establecer el fuerte de avanzada. Aquí simplemente vino gente sencilla y trabajadora de Chile, escapando de las esclavizantes condiciones laborales en su país de origen. Puelo significa “Agua del Este” y el punto de vista para tal nombre es occidental respecto a la cordillera de los Andes. Es cierto que pasó por el lugar la Comisión de Límites Internacionales y dejó plantados los hitos que separan Chile de Argentina, entre el Lago Puelo y el Puelo Inferior. Pero esta tierra permaneció penosamente olvidada durante décadas, como tantos otros puntos del país lejanos de Buenos Aires.
Uno podría cuestionar perfectamente a Lago Puelo respecto a si cumple o no las condiciones urbanísticas como pueblo o futura ciudad. ¿Dónde está la plaza correctamente cuadrada, con su monumento ecuestre al General San Martín o por lo menos un busto de Manuel Belgrano; con el municipio en un lado, la iglesia en otro, y los demás edificios de importancia mirando hacia el prócer? El centro de Lago Puelo no está plantado como punto inicial de una cuadrícula sobre la cual se proyecte el futuro crecimiento de la villa. Lago Puelo durante muchos años fue de paso. Uno dejaba el poblado, sin siquiera tenerlo a la vista, a la derecha si iba de Bariloche a Esquel, o a la izquierda si se dirigía hacia el Norte. Había una ruta que conducía desde El Bolsón hacia el lago, y uno pasaba por el pequeño centro urbano de Lago Puelo. A un lado de esta ruta que conducía al lago se formó un caserío disperso, vinculado por calles de tendido arbitrario, aunque respondiendo a un criterio ortogonal, dentro del cual se insertaron un par de diagonales como para romper la monotonía. A pesar de una evidente falta de talento a la hora del proyecto –si es que lo hubo– el resultado no es desagradable, porque las calles son anchas, un par de avenidas tienen hermosos canteros centrales con notros y abedules, y la municipalidad se ha esmerado en dar una imagen prolija al centro del pueblo.
La mayoría de los primeros pobladores venían de Chile, porque las autoridades de Santiago consideraban a estos suelos como suyos, y recién en 1902 el laudo arbitral los adjudicó a Argentina.
Un poblado de corta historia no produce grandes emociones ni inspira demasiado respeto. Si uno, por ejemplo, en Carcassonne posa la mano sobre la piedra de una pared cualquiera, puede pensar legítimamente conmovido “Este mismo bloque que yo toco lo modeló un artesano medieval, y fue colocado por un constructor del Siglo XIII, ha sido testigo de duelos, bautismos, casamientos y la asunción de varios duques” y cruzando a España, si va por una de las callejuelas de El Toboso, también podría meditar sin distanciarse mucho del pensamiento justo “Por aquí debe de haber caminado Miguel de Cervantes, nunca se le habría antojado que Dulcinea fuera de este pueblo, si de alguna manera él no hubiera andado por estas callejuelas” Dulcinea, por otra parte, recordada en cada esquina por los pobladores de El Toboso del Siglo XXI.
En Lago Puelo no podemos ir muy lejos hacia atrás. Fue en 1884 que llegó Pedro “Motoco” Cárdenas, viniendo desde Chile, a quien nuestra breve historia considera como primer poblador, y el 2 de Abril de l928 fue creada la primer Comisión de Fomento de Lago Puelo, previa a la instauración del municipio, fecha que oficialmente se considera como el nacimiento de la vida cívica del pueblo. En consecuencia, el 2 de Abril del 2009 estábamos celebrando nuestro octogésimo primer aniversario.
La Municipalidad, como todos los años, había preparado un acto conmemorativo que desde el comienzo tuvo una serie de factores en contra. En primer lugar, la fecha da lugar a confusiones, porque el 2 de Abril es feriado nacional en Argentina evocándose el acto de recuperación de las Islas Malvinas. Por otra parte, el lugar es inapropiado, porque al no haber una plaza central, los actos siempre se realizan en cualquier sitio: El gimnasio municipal, si hay que protegerse de la intemperie, la vereda enfrente de la Municipalidad para la asunción de autoridades, el parque del centro, el 17 de Agosto, porque allí está el busto del General San Martín, y para el 25 de mayo y la fecha que nos ocupa, una pequeña placita llamada 2 de Abril, con unos mástiles y una placa recordativa de la Gesta Malvinas.
Como es habitual, las autoridades se iban a colocar a lo largo de una estrecha vereda que comunica la Oficina de Turismo con la placita 2 de Abril, mirando hacia la ruta. Enfrente a ellos quedaba una tierra de nadie, un trozo de la ruta provincial 16 que es generosamente ancha en ese lugar. A la derecha de las autoridades, formando otro lado de la tierra de nadie, las banderas de ceremonia, que por lo general son de Gendarmería, los Bomberos Voluntarios, Parques Nacionales, y algunos Colegios. Por este sector están los invitados importantes: Gente de la Prefectura Nacional, el Parque Nacional Lago Puelo, el jefe del destacamento de Gendarmería, etc.
Las autoridades todavía no habían llegado y algunos de los pocos asistentes se comenzaban a impacientar, miraban el reloj, daban saltitos por el frío; un perro grande dorado y algunos chicos correteaban por la tierra de nadie, lo que no dejaba de ser un irrespeto hacia el protocolo, porque esa zona se supone que debía permanecer despejada. En eso llegó el intendente acompañado del resto de los principales y se fueron acomodando a lo largo de la ajustada vereda. En esta oportunidad no había venido el Gobernador, pero envió al Ministro de Medio Ambiente, quien fue haciéndose lugar junto con una diputada provincial, el presidente del Concejo Deliberante y algunos concejales, un grupo de veteranos de Malvinas, y otros miembros del Ejecutivo Municipal.
El locutor dio comienzo a la ceremonia, pidiendo un minuto de silencio en homenaje al ex presidente, fallecido apenas dos días antes y las banderas estaban todavía a media asta. Los chicos que daban vueltas fueron capturados por sus padres, pero el perro grande dorado seguía paseándose de un lado a otro por la tierra de nadie y uno podía llegar a preguntarse si no sería un delegado de algún perro principal que desde la capital de la provincia le había dado instrucciones de hacerse presente en el acto. El minuto de silencio finalizó a los cuarenta segundos, y a continuación el locutor indicó que se entonaría el Himno Nacional Argentino, cosa que todos hicimos con muy diferentes habilidades vocales.
El primero de los oradores, fue el ministro de Medio Ambiente, quien dijo cosas para nada memorables, pero que por lo menos tuvo el buen tino de no entrar en la campaña política enumerando las bondades del gobierno, a pesar de las próximas elecciones nacionales, a menos de noventa días de distancia. Parecía simbólico que hablara el Ministro de Medio Ambiente, porque el ambiente de la mañana estaba estupendo. Si bien hacía bastante frío para ser comienzos del otoño, con la elevación del sol el aire se sentía muy agradable. Curiosamente, si bien por momentos caía una fina llovizna helada que no llegaba a mojar, por todos lados se veían huecos de cielo azul, y laderas de la montaña verde brillante, por el reflejo de los rayos de sol sobre bosque húmedo. Como les gusta decir por aquí: Las cuatro estaciones en un solo día. Luego habló uno de los veteranos de Malvinas, un ex tripulante del hundido Crucero 25 de Mayo, sobre quien yo tuve la enorme curiosidad de saber como había salido del hundimiento, si en un bote salvavidas, o si había caído al agua, cuanto tardaron en rescatarlo, si su posición en la nave estuvo cerca del impacto de los torpedos, etc. etc.
El marinero desperdició una oportunidad magnífica de decir algo como esto:
El agua helada nos entraba hasta los huesos, nos hundíamos lentamente y sabíamos que en poco tiempo moriríamos. Sin embargo, el dolor físico no era lo peor, sino la rabia de no haber podido matar ni un solo maldito inglés, y tener la seguridad de que no podríamos dar un abrazo a nuestra madre antes de desaparecer, y que nunca nos darían cristiana sepultura…
Sin embargo el veterano ingresó en una especie de protesta gremial, diciendo que si bien ellos habían sido finalmente y después de largas luchas reconocidos como veteranos, ahora había aparecido un grupo de “Movilizados por Malvinas” que de ninguna manera debían recibir el trato de ex combatientes porque esas personas ni habían escuchado un balazo, ni habían salido del continente; como mucho habían sido movilizados hasta Comodoro Rivadavia. Pero de ninguna manera habían sido embarcados, ni por mar ni por aire. Quien escuchaba tenía la impresión de que la torta reivindicativa “A los Sobrevivientes del Desatino Malvinas” debía de ser muy pequeña y que ya había mucha gente entre quienes repartirla, así que por favor no se acerque nadie más.
Luego el intendente habló, pasando su mensaje de turno, de que a pesar de la crisis se va a mantener el personal y se tratará de no detener las obras en marcha, y el locutor invitó a colocar una ofrenda floral al pie del monumento “2 de Abril”. Para eso se reunió un grupo de cuatro personas, el intendente, el ministro, el ex combatiente egoísta y la diputada, quienes tuvieron que caminar unos cuantos pasos, en forma bastante incómoda, porque los cuatro iban llevando el ramo de flores, la vereda era muy estrecha y alguien tenía que ir marcha atrás. Como la coreografía no había sido ensayada se hizo con bastante torpeza, pero pocos lo advirtieron porque el hecho fue muy breve. Las flores quedaron felizmente acomodadas al pie de la placa recordativa.
La gente comenzaba a preguntarse “¿Y ahora qué viene? ¿Reparten algo? Y uno podría preguntarse ¿Qué estaban esas personas haciendo allí? La mayoría por obligación: Funcionarios, políticos, jefes de distintas reparticiones, alumnos y docentes. Ese era mi caso, como concejal sentía la obligación de ir, a un acto que por otra parte, estando allí, disfruté. No me introduje entre el grupo “oficial” sino cerca de las banderas, a un costado. Caminé un poco también, saludando algunos conocidos. Ahora, aquellos que habían ido por su propia voluntad, ¿Qué pensarían del acto y sus organizadores? Lago Puelo había votado mayoritariamente a ese intendente y al gobernador que había enviado al ministro de Medio Ambiente. Pero ¿Estarían contentos con los políticos? Si tienen un poquito de cerebro, difícil. Los políticos argentinos, y los de la mayor parte del mundo, no han leído a Aristóteles, en aquella parte que dice que el fin supremo de la política republicana es el interés general. Tampoco han leído a Maquiavelo, a quien le adjudican la frase que nunca escribió “el fin justifica los medios”, aunque sí practican procedimientos parecidos a los concejos que Maquiavelo le daba a Lorenzo dei Médicis para perpetuarse en el poder. Combinando a Aristóteles con Maquiavello uno podría decir que el político profesional se ocupa del bienestar general, únicamente como herramienta o medio de perpetuarse en el poder.
¡No, sí solo quieren robar! Puede exclamar un ciudadano descontento que se amarga leyendo los diarios. Este hombre seguramente sufre una rabia justificada, pero se equivoca. No es tan simple como que quieran robar. El político de raza ama el poder. Que ese poder le pueda servir para enriquecerse es una historia aparte. Ama la voluptuosidad del poder, de dominar a los individuos, las organizaciones y las masas. Disfruta el vértigo de la lucha política, goza de las adulaciones, aunque algunas pocas veces desconfía de ellas. Y en ocasiones termina perdiendo el sentido de la realidad. Antes era peor porque perdían la vida, envenenados o apuñalados en Roma, o con la cabeza prolijamente separada del torso por el hacha de la Torre de Londres. Ahora, los políticos aparentemente están más civilizados, porque los magnicidios son bastante menos frecuentes. Sin embargo, la muerte llega hacia los seres inferiores, porque es imperativo organizar una guerra de vez en cuando. Ya no dominan las familias reales o imperiales, ni las convicciones doctrinarias. Ahora es una cuestión de personas, alianzas, conveniencias, lealtades y traiciones. Las ideologías son instrumentales a la construcción del poder. Pertenecer a un partido político puede ser una tradición familiar, una convicción ideológica, o una simple estrategia. Pero dentro de ese partido, a veces las rivalidades y desencuentros son más intensos que con adversarios de otras agrupaciones. Es cierto que hay idealistas que defienden a ultranza sus íntimas ideas, éticamente intachables, pero, últimamente he visto muy pocos de éstos…
Los políticos asistentes al acto del aniversario del pueblo, no merecerían una crítica tan lapidaria, porque yo los conozco como seres humanos. La mayoría pertenece al Pach, acompañaron el proyecto del Provech al momento de ser creado, son aliados tácticos del gobierno provincial del PJ… Hacen lo que pueden. Muchos se iniciaron como personal municipal y tuvieron ese cambio cualitativo que los transformó de empleados estatales a funcionarios políticos. Por las dudas, algunos mantienen el puesto municipal, y si bien tienen la carrera congelada, en el caso de que les llegara a suceder una desgracia política, podrían volver a su antiguo empleo, con algo de tristeza por cierto, pero con el sueldo asegurado. Alguno puede tener una esperanza mayor, llegar a tener un cargo provincial, o nacional, como una concejal que llegó a ser diputada provincial, aquella que llevó la ofrenda floral.
Lo que sí se podría criticar a los organizadores del acto, es que olvidaron la esencia del asunto: El aniversario del pueblo. Ninguno de los oradores hizo mención al año 1928 en que se designó la primera Comisión de Fomento, ni al señor Pedro Pascual Ponce, quien fuera su primer presidente. Nada se dijo respecto al esfuerzo de los pioneros, que con gran precariedad de medios se establecieron en el lugar y se mantuvieron en él. ¿Cuáles fueron las razones de la omisión? Uno podría decir: El desinterés. Nadie debió tener ningún especial interés en destacar la fecha, el 2 de Abril de 1928. El ministro cumplía con la obligación, dejar un granito de arena de parte del gobernador, que rápidamente se perdió en los médanos de las trivialidades políticas; el intendente debía cubrir su gestión, tan atacada por las reducciones presupuestarias de Nación y Provincia, y el ex combatiente quería marcar terreno. ¿Otra razón para el olvido? Me da la impresión de que en este pueblo no se venera demasiado a los pioneros. Tal vez por la carencia de ellos. Aquí no hubo ningún Luís Piedrabuena capeando tempestades, ni un Perito Moreno jugándose la vida en las tolderías de Saihueque, ambos en el siglo diecinueve. Aquí, en 1928 las cosas eran duras pero no tanto, ya existía el Territorio Nacional de Chubut, había luz eléctrica y los automóviles circulaban por caminos enripiados. Otro aspecto poco meritorio para los viejos pobladores, es que una de las principales actividades fue la de aserraderos. Se talaron vorazmente grandes extensiones de bosque nativo y las políticas de repoblación arbórea no dieron el resultado esperado. Otra razón para justificar el olvido de 1928: Nos falta arquitectura con patina histórica. No tenemos nada espectacular para mostrar a los forasteros, como el molino histórico de Trevelin, las viejas Casas de Té de Gaiman, las iglesias de madera de Chiloé, o las construcciones de Bustillo en Bariloche. El rol protagónico es el de la naturaleza: Lagos, valles y montañas. La Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el día 11 de Diciembre como Día Internacional de las Montañas, designación a la que adhirió la República Argentina y la Municipalidad de Lago Puelo. ¿Tendremos algún acto conmemorativo?
Como dicen los políticos en campaña: Tenemos una oportunidad histórica. Ya que no disponemos de mucha historia para contar, hagamos algo por la naturaleza para que cuando nuestros descendientes, bien adelante, cuenten los hechos de estos días, no se sientan muy avergonzados.


1 comentarios:

Anónimo dijo...

gracias por la magia