miércoles, 13 de mayo de 2009

Terapias Complementarias - Ameijeiras

Terapias Complementarias
Breve dramatización
Enrique Ameijeiras

– ¡Ave María Purísima!
– ¡Sin Pecao concebida…! Pase dotor, pase. Que sorpresa otra vez por acá
– Vea doña Marcia, no ando nada bien.
– Ve…
– Con decirle que no dormí en toda la noche, y hoy me temblaba la mano, y eso en mi profesión es peligroso.
– Claro que es peligroso dotor, mire si le pega un tijeretazo equivocao al cristiano que está curando. Pero, dígame: ¡No se andará automedicando no?
– Claro que no, bueno, a decir verdad, solo me tomé un tafirol, vio, para el dolor de cabeza.
– No me haga eso dotor, sino los yuyos no le van a hacer efeto.
– Pero yo necesito algo que me haga efecto rápidamente, no puedo estar así mucho tiempo más.
– Uste mejor que nadie sabe que hay que tener paciencia, sino, va a tener que ir al cuchillo.
– Si ya se, un colega mío ya me lo dijo: “Si no se disuelve la piedra vas a tener que ir al quirófano de cabeza”.
– Bueno, pase, pero antes pise aquí, en el barro. Y deje la patita un poco ahí. Eso, eso es, ahora despacio, muy despacito levante. Eso si; se me saca el zapato que me va a ensuciar el rancho.
– ¿Que va a hacer con eso?
– Le voy a dar vuelta el rastro, a ver si así se le mejora un poco la cosa. No, si yo digo que a uste le han hecho un daño.
– Pero no doña Marcia, ¿Quién me va a tener envidia?
– El médico ese que lo quiere operar. Ese no me gusta nada.
–Pero si ni siquiera lo conoce.
– Ni falta que hace ver a la gente pa´ conocerla. ¿Nunca pensó que él tiene motivos para desearle el mal?
– Es un muchacho joven, recién recibido, tiene toda una vida por delante, mire si me va a desear el mal. Somos colegas, él sin mi no puede hacer nada, y yo con él me despreocupo de los pacientes con patologías más sencillas.
– Eso es lo que lo está matando, mucha patología, anda mucho bicho suelto y uste en el hospital se los agarra todos. Pero no es el caso. Ese muchacho lo envidia y no porque sea mejor que uste, solo que él cree que uste ya está viejo, que sabe menos que él, y le está haciendo una cama pa´que lo jubilen pronto.
– Mire, doña Marcia, no sea intrigadora y hágame algo que este dolor me está matando.
– Bueno, primero le doy vuelta el rastro, a ver, ¿dónde dejé la pala?, ¡ah acá está! Dese vuelta y no espíe. “En Nombre de Dios todo poderoso, que todo el mal que tenga el dotor, se vaya en este mismo momento. Que el mal se de vuelta a este istante, como doy vuelta esta tierra. Que todo el mal del dotor vuelva de donde vino. Ahora si, dotor, pase, deje el zapato ahí en la entrada que no se lo van a robar. Venga pase y siéntese un poquito. Póngase este rosario en el cuello, y esta cruz me lo sostiene con las dos manos. Ahora le voy a pasar energía en los riñones. “Jesús, José y María, pongan su mano sobre de la mía”. “Jesús, José y María, pongan su mano sobre de la mía”. “Jesús, José y María, pongan su mano sobre de la mía”. ¿Cuántas van…?
– Tres, doña Marcia, tres…
– ¡Ah! Bueno ya está…
– ¡Qué calor!
– Se va sintiendo mejor.
– Un poco.
– Ahora sáquese la corbata que lo voy a medir.
– ¿El empacho?
– No, el aceite dotor. Claro, que quiere que le mida con la corbata, como si fuera la primera vez que viene.
– Bueno, no se enoje
– Ahora si: En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Huac, Huac, Grooop, Uy Dió, está recargao dotor, ¡Huac, Huac, Grooop, ese muchacho lo está matando. ¡oooooooooohc!
– ¿Se siente bien? A ver si me vomita encima.
– Quédese tranquilo, que todo el mal que tiene me lo estoy cargando yo solita. Después yo me descargo, pero lo importante que es que uste se mejore.
– Parece mentira pero me siento mucho mejor
– Cómo me va a parecer mentira, si yo se que esta saliéndome poder de Dio. Huac, Huac, Groooop. Hijo´e puta, que fuerte que es.
– ¿Quién?
– Ese hijo e la gran puta que le tiene envidia.
– Tanto a va a joder con ese pobre infeliz que me va a hacer tenerle idea.
– Eso sería una buena idea, a ver si se aviva un poco dotor.
–Y ¿qué tengo que hacer para que no me joda?
– Ahorita le doy un talismán, pa´ que se lo cuelgue del cogote. Y también unos yuyos pa´ que los queme en su casa. Y vino con soda, pa´quel amor no lo joda… ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja!
– No me cargue doña y ¿los yuyos? No son esos hediondos que me dio el otro día, todo el mundo venía a mi casa para ver si no estaba quemando residuos patogénicos.
– ¿Quemando lo qué?
– No está bien, déjelo ahí nomás.
– ¿Dónde quiere que se lo deje dotor?
– No los yuyos démelos nomás. ¿Y el Talismán?
– Ya se lo preparo. Este es un hilo de seda, y la piedra esta es milagrosa, no se lo saque ni para hacer la pillería.
– Pero Doña Marcia si soy hombre de una sola mujer.
– A la vez…
– ¿Cómo?
– Digo que, a la vez le mejora la potencia sexual. Y no me joda que la pinchila la usa de lo lindo. Y no se ponga colorao que somos grandes. En dos días se le van a pasar todos los dolores y ese medicucho de mala muerte lo va a dejar en paz, y no se extrañe que se vaya y lo deje de joder para siempre.
– Bueno, doña Marcia, si usted lo dice, así será. Bueno… ¿Cómo andamos con las cuentas?
– ¡Huy! No, todavía usté dotor tiene saldo a favor, me parece que me cagó con la prótesi esa.
– No piense eso mujer, es importada y de la mejor calidad. A parte, usted quiso un trabajo prolijo y bueno, eso tiene otro precio.
– Si pero todavía no me acostumbro dotor, ¿No estoy muy pechugona?
– A mi me parece que si, pero bueno, sobre gustos no hay nada escrito.
– Hay, dotor, no me diga… y yo que le iba a pedir si sabía de algún libro que hablara de los bustos… ¿Así que no hay nada escrito?.
– Sobre Gustos, G-U-S-T-O-S no hay nada escrito, no sobre bustos.
– Es que uste me habla difícil pa´ que yo no entienda. ¿Mire si yo hago los mismo y le empiezo a hablar de la Pompayira, de la Himanyá y de todos los santos chicos que yo manejo.
– Bueno, vaya haciendo los numeritos que mañana le traigo a mi nene que está empachado y de paso me mira a la nena que me parece que me la han hojeado.
– Bueno dotor, si sigue trayendo a toda la familia, pronto me va a deber plata usté a mí.
– Si entre profesionales no nos ayudamos, entonces quien lo a va hacer. Bueno doña Marcia, gracias por todo.
– De nada dotor, y no se olvide el zapato.

Enrique Carlos Ameijeiras

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ver para creer...
Diálogo fluido, pleno de humor y de picardía.
Lindo, che.
Cuando era soltero una viejita me ponía "yuyo pal amor" en la sopa...
FGC

Enrique Carlos dijo...

Veo que hicieron efecto los yuyos.
un abrazo