domingo, 23 de agosto de 2009

Mirá donde estás viviendo – Ameijeiras

Dramatización breve

Enrique Carlos Ameijeiras – Lago Puelo

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– Cariño, despertate que ya son las seis.

– Que lo parió, que cansado que estoy… Cómo si no hubiese dormido nada

– También, si nos acostamos a las tres de la mañana

– Si el casamiento de anoche me mató, no se iban más los pesados.

– Si. Y el padrino y los borrachos amigos del novio, se quedaron hasta que les tuvimos que decir que se vayan. El patrón los quería echar.

– Si, negra, no hay culo que aguante. Y Hoy tenemos otra…

– Si, bodas de oro. Espero que por ser domingo termine más temprano.

– Cuando te pagan a vos cielo?

– Espero que esta noche, mañana quedé con la dueña para que pase a buscar el alquiler.

– Bueno, yo entonces sigo juntando para la tarjeta, los servicios y el cole de los nenes.

– Dale gordo, andá a bañarte que se hace tarde, en una hora viene el remis a buscarnos.

– Ah, me olvidaba, tenemos que achicar la cuenta con la remisería.

– No hay problema con ellos, siempre vienen al restaurante a buscar comida y ya quedé con el dueño para que me lo anote en mi cuenta.

– Si, pero es plata igual.

– Bueno, dale, que llegamos tarde, los chicos ya están desayunando.

– Haceme unos mates vida…


– Don Alberto, abra… Somos nosotros…

– Ya va, ya va…

– Qué le pasa patrón, que tiene cara de no haber dormido.

– Pasa que de nuevo faltó la mujer de la limpieza, llego y me encuentro con el salón de arriba como lo dejamos anoche.

– ¿Anoche? Hace tres horas querrá decir.

– Esto no es vida chicos, ahora: ¿Cómo vamos a hacer?

– No se preocupe don Alberto, yo hago las compras y cuando vengo me encierro una par de horitas y limpio todo.

– Gracias chica, ustedes si que son gente trabajadora.

– Y usted también patrón, es el primero en llegar, el último en irse… ¿Cómo no vamos a darle una mano? Bueno cielo, te doy la lista del supermercado y yo me voy a preparar la parrilla.

– Saben muchachos, yo los quiero mucho, y cuando nos enderecemos vamos a tratar que ustedes puedan ganar un poco más. Primero tengo que juntar la plata para el juicio.

– Encima eso don Alberto, las chicas del Ministerio de Trabajo piensan que el trabajador es el empleado, y le llenan a uno la cabeza para que le hagan un agujero.

– Esas brujas de escritorio no trabajan para mejorar las condiciones laborales, sino, fíjese… Si tiene que cerrar el boliche por quiebra, cuantas fuentes de trabajo se pierden…

– Cuantas familias vivimos de esto patrón. Y usted no se merece esto.

– Bueno chicos, vamos, hay que seguir para adelante, pasá por la oficina que te doy la plata para el mercado.


– Patrón, me voy a tirar un ratito arriba, la parrilla está limpia.

– Andá nomás, yo me quedo una rato más. Decile a tu señora que deje las mesas como están, después vengo con mi hijo y levanto las mesas.

– ¿Ya se fue a buscar a los chicos al colegio? No paró un rato la flaca.

– Si es una gran mujer, y vos también. Qué sería de mí sin ustedes.

– Chau, me voy a echar un ratito.


– Ya llegaron los viejitos, son amorosos.

– Deben tener como ochenta años cada uno.

– Más… Él tiene noventa y dos, ella es más joven: Ochenta y cinco.

– Entonces se casaron grandes. Bodas de oro, con cincuenta años.

– Bueno cuando quieras mandamos las empanadas, el asado estará en media hora más o menos.

– Dale, Decile al viejo que vaya sirviendo el vino.


– ¿Qué hora es, cielo?

– Las dos y cuarenta y dos. Bueno, pero ya estamos, una horita más y nos vamos para casa. Ahí viene don Alberto.

– ¿Y muchachos? ¿Cómo andamos?

– Reventado pero contento, patrón.

– Bueno mañana nos tomamos el día, no abrimos.

– Bien ahí, jefe.

– Gracias don Alberto, no sabe lo bien que me va a venir un descanso.

– Hace treinta días que venimos de noche y salimos de noche.

– Si, tenemos que parar la chata sino, no vamos a rendir esta semana que viene.

– Miren, la foto que me regalaron los viejitos.

– A ver, que buena foto.

– ¿Dónde está tomada?

– Desde el Piltri, ¿ven? Este es el Lago Puelo, la Loma del Medio, y acá estamos nosotros.

– Mirá cielo… Mirá donde estamos viviendo.

– Si, es el paraíso.

– ¡Qué buena foto!

1 comentarios:

Anónimo dijo...

está bueno enrique, miramos mucho para adentro y poco para afuera... guarda con la justicia laboral!esteban